San Juan Casiano fue un sacerdote y santo de la Iglesia Católica Apostólica Romana y la Iglesia Ortodoxa nacido en algún punto intermedio entre 360 y 365 después de Cristo. Nació en un lugar llamado Dobruja, actual Rumanía. Se dice que aun pese a haber nacido en este lejano territorio, Juan Casiano se formó en Belén a nivel eclesiástico. Pasó varios años en Egipto, viviendo a la manera de los eremitas. De la mano de Juan Crisóstomo, San Juan Casiano recibe el diaconado en Constantinopla. Años después, recibiría el sacerdocio por parte del papa de Roma, Inocencio I.
Tuvo un papel muy importante en la producción de textos que hablasen de la vida de los monjes de su tiempo. Fundó la Abadía de San Víctor de Marsella, la cual todavía permanece erigida en la ciudad de Marsella. Esta quedaría formada por dos monasterios, uno para hombres y otro para mujeres. Dedicó gran parte de su obra para hablar de las instituciones monásticas, y más específicamente, de los vicios en los que pueden caer los miembros de la iglesia (monjes y monjas). Habló mucho de los pecados, y entre todos ellos, hizo especial hincapié en la lujuria.
San Juan Casiano dice que, de todos los pecados, la fornicación es uno muy especial, ya que es un pecado que nace de la corporalidad, del cuerpo, y es natural y espontáneo. Esto lo distingue de los pecados, como la avaricia o el orgullo, que son pecados más anímicos, más cercanos al alma. San Juan Casiano hace un esfuerzo por enseñar a sus discípulos a protegerse de los pecados de la carne, haciendo un monitoreo interno permanente. El éxito de estos procedimientos consistiría en la ausencia de poluciones nocturnas.
Juan Casiano muere en algún punto del año 435, en Marsella. Desde entonces es recordado todos los días 23 julio.