Santa Germana Cousin fue una catequista y santa francesa muy famosa y venerada en el país galo. Nació en el año 1570, en Pibrac, en el seno de una familia y una vida atiborrada de desgracias. Se sabe que, desde un principio, atravesó multitud de penurias. Al poco tiempo de nacer, su madre falleció, por lo que Santa Germana de Cousin nunca llegaría a conocerla.
Sus males no se detendrían allí. Fue, lamentablemente, víctima de muchos maltratos por parte de su madrastra. Su padre y su familia poco la reconocerían, siendo objeto de vergüenza para ellos. Esto se debería, sobre todo, a algunas malformaciones que vendrían con su nacimiento. Nacería con una malformación física en una mano, y una enfermedad crónica le dificultaría gravemente la visión y su gestualidad. Se cuenta que solo se le permitía salir fuera del hogar para atender sus necesidades religiosas, siendo una mujer muy devota. Pese a las agresiones del pueblo y de su familia, su fe fue inquebrantable e incólume.
Se sabe que, por aquellos tiempos, Francia atravesaba días muy oscuros. Los calvinistas y católicos se declaraban la guerra los unos a los otros, dando pie a la aparición de las Guerras de Religión. Esto dio pie a la división de la aristocracia francesa, lo cual, a su vez, generó un profundo malestar en su gente. Santa Germana Cousin, en su lugar, no se detuvo por esto. Muy por el contrario, dedicó gran parte de sus esfuerzos en el catequismo de los más pobres y en una predicadora inesperada de la palabra de Dios. Sus intereses, también, estuvieron en querer convertir a su familia al cristianismo católico, pero fueron esfuerzos infructíferos.
Vivió una vida silenciosa entre sus actividades religiosas, por las que hasta el día de hoy es recordada fervientemente en su día. Muere el 15 de Junio de 1601.
