San Andrés Corsino. Fue un sacerdote de la orden de Nuestra Señora de Monte Carmelo, nacido en Florencia, Italia, quien destacó por haber sido un extraordinario diplomático de la Iglesia y gran pacificador y por haber llevado, a partir de su sacerdocio, una vida de auto sacrifico y oración. Es el santo que conmemoramos el 4 de febrero.
San Andrés Corsino, nació en la ciudad de Florencia, el 30 de noviembre de 1302, proveniente de una de las familias mas reconocidas y aristocráticas de dicha ciudad. Se conoce que, durante su infancia, San Andrés Corsino, tenía un carácter y conductas bastante explosiva y descarriada, hecho que impresiona ya que, su madre, manifestó que, estando embarazada, tuvo una visión, en un sueño, donde su hijo se transformaba de lobo a cordero, lo cual resultó un presagio de la vida que luego llevó este santo en su entrega cristiana y a sus aportes a la iglesia.
Uno de los aspectos a destacar de San Andrés Corsino, fue su dedicación y entrega a la atención de los feligreses de la ciudad de Florencia, durante la epidemia de peste que la azotó. Su obra cristiana, fue igualmente orientada a mantener la disciplina eclesiástica con un particular culto a la atención de los pobres y a la oración.
San Andrés Corsino, fue convertido y llevado a la conducta cristiana, por la gracia divina de una vida de desconciertos y autosacrificio de la más destacada santidad. Ingresó en la Orden del Carmen y muy pronto se le nombró Prior del Convento de Florencia y Provincial de Toscana. Fue escogido, contra su voluntad, como Obispo de Fiesole y continuó en el episcopado su áspera vida de penitencia, combatiendo los abusos y aportando importantes reformas a su clero.
El 6 de enero de 1373, día de la epifanía del señor, falleció San Andrés Corsino, pleno de una vida cristiana ejemplar. Fue canonizado por el Papa Urbano VIII, el 29 de abril de 1629.
