Cada 22 de marzo, la Iglesia Católica conmemora a San Nicolás Owen, un santo inglés que, durante la persecución anticatólica en la Inglaterra del siglo XVI, dedicó su vida a salvar sacerdotes construyendo escondites secretos. Su ingenio y valentía lo convirtieron en un héroe de la fe, resistiendo la tortura y dando su vida por Cristo.
Un hombre sencillo con una misión extraordinaria
Orígenes humildes y vida como carpintero
Nicolás Owen nació alrededor del año 1550 en Oxford, Inglaterra, en una época de severa persecución contra los católicos bajo el reinado de Isabel I. Su familia era profundamente católica y, desde joven, aprendió el oficio de carpintero y albañil, habilidades que más tarde utilizaría para la defensa de la Iglesia.
A pesar de su baja estatura y una salud frágil —se cree que sufría de problemas en la espalda debido a una lesión—, Nicolás poseía una gran fortaleza de espíritu y un profundo compromiso con su fe.
Ingreso en la Compañía de Jesús
Nicolás se unió a los Jesuitas como hermano laico, dedicando su vida a la protección de los sacerdotes católicos que eran perseguidos en Inglaterra. En aquellos tiempos, celebrar misa o ser sacerdote en suelo inglés podía significar la muerte.
El arquitecto de escondites secretos
El constructor de los «Sacerdote-Holes»
Uno de los mayores peligros que enfrentaban los sacerdotes católicos en Inglaterra era la constante caza por parte de las autoridades protestantes. Para ayudar en su supervivencia, Nicolás Owen construyó ingeniosos escondites secretos en casas de familias católicas, conocidos como «priest-holes».
Estos escondites estaban diseñados con una habilidad y discreción extraordinarias. Algunos se encontraban detrás de paredes falsas, bajo suelos, en chimeneas o dentro de columnas huecas. Sus diseños eran tan perfectos que, incluso en los registros más rigurosos, muchos sacerdotes lograban escapar de la captura.
Un hombre de fe y valentía
El trabajo de Nicolás no solo requería habilidad técnica, sino también un enorme valor. A menudo trabajaba de noche y en absoluto secreto, sabiendo que, si era descubierto, enfrentaría la tortura y la muerte.
Sus escondites salvaron la vida de numerosos sacerdotes y permitieron que muchas comunidades católicas continuaran celebrando la Eucaristía en la clandestinidad.
Captura, tortura y martirio
Primera captura y liberación milagrosa
En 1594, Nicolás fue arrestado por primera vez, pero fue liberado gracias a la intervención de un noble católico. Sin embargo, las autoridades sabían que él era un hombre clave en la red de protección de sacerdotes, por lo que continuaron siguiéndole la pista.
Última captura y brutal tortura
En 1606, Nicolás Owen fue arrestado nuevamente, junto con otros jesuitas, tras el fallido complot de la pólvora, un plan para asesinar al rey protestante Jacobo I. Aunque no tenía ninguna relación con la conspiración, fue detenido por ser un miembro clave de la red de apoyo a sacerdotes católicos.
Las autoridades lo llevaron a la temida Torre de Londres, donde fue sometido a torturas extremas. A pesar del dolor insoportable, no reveló ningún secreto, protegiendo a sus hermanos en la fe hasta el final.
Murió el 22 de marzo de 1606, víctima de la brutalidad de sus verdugos.
Canonización y legado
Reconocimiento de su santidad
San Nicolás Owen fue beatificado en 1929 y canonizado en 1970 por el Papa Pablo VI, junto con otros Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales. Su valentía y su inquebrantable lealtad a la fe lo convierten en un modelo de sacrificio y entrega a Dios.
Un ejemplo de fe en tiempos difíciles
El legado de San Nicolás Owen sigue vivo en la Iglesia. Su vida nos recuerda que la fe, cuando es vivida con autenticidad, puede resistir cualquier persecución.
En su día, 22 de marzo, celebramos a este héroe silencioso, que con sus manos y su valentía salvó innumerables vidas y defendió la fe hasta su último aliento.