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San Juan de Dios. Santo del 08 de Marzo.

San Juan de Dios nació en Montemor-o-Novo, Portugal, en 1495. Su nombre de nacimiento fue João Cidade Duarte. Desde pequeño, mostró un espíritu inquieto y una gran compasión por los necesitados. Sin embargo, su infancia estuvo marcada por la incertidumbre.

A los 8 años, fue separado de su familia bajo circunstancias poco claras. Se dice que fue secuestrado o engañado por un sacerdote, quien lo llevó a la región de Oropesa, en España. Allí creció bajo el cuidado de un hombre bondadoso, quien lo educó en la fe cristiana y le enseñó el oficio de pastor.

Desde joven, su carácter era aventurero e impulsivo, lo que lo llevó a tomar decisiones arriesgadas. Al llegar a la adolescencia, sintió la necesidad de conocer el mundo y se alistó en el ejército español. Durante años, combatió en varias batallas contra los franceses y los turcos, viviendo una vida de soldado con todos los excesos que esto implicaba.

En una ocasión, estuvo a punto de ser ejecutado por desobedecer órdenes militares, pero milagrosamente fue perdonado. Este episodio marcó el inicio de una transformación en su vida, aunque todavía faltaban varios años para que encontrara su verdadera vocación.

Conversión y vida religiosa

Después de abandonar la vida militar, se dedicó a diversos trabajos, incluyendo la venta de libros religiosos en Granada. Fue entonces cuando conoció a San Juan de Ávila, un predicador influyente de la época.

El sermón que escuchó fue tan poderoso que sintió un profundo arrepentimiento por su vida pasada. Se dice que corrió por las calles de Granada llorando y gritando por sus pecados, lo que hizo que lo tomaran por loco y lo encerraran en un hospital psiquiátrico.

En aquel tiempo, los hospitales trataban a los enfermos mentales con golpes y castigos, en lugar de brindarles cuidado. Juan de Dios sufrió estos maltratos, pero en medio del dolor encontró su verdadera vocación: ayudar a los enfermos y marginados.

Cuando fue liberado, decidió dedicar el resto de su vida al servicio de los pobres. Reunió dinero y abrió un pequeño hospital donde acogía a los desamparados. No tenía recursos, pero confiaba en la Providencia Divina.

Pronto, su fama de santo comenzó a crecer. Atraía donaciones y seguidores que lo ayudaban en su obra. Fue pionero en la creación de hospitales organizados, con atención médica basada en la compasión y el amor cristiano.

Milagros y prodigios

San Juan de Dios fue un hombre de fe inquebrantable, y muchos testimonios de la época aseguran que tenía dones milagrosos.

Uno de sus milagros más conocidos ocurrió cuando su hospital quedó sin provisiones. Oró fervientemente a Dios y, poco después, llegaron donaciones inesperadas que permitieron alimentar a los enfermos.

Otro evento sorprendente fue cuando su hospital se incendió. En lugar de huir, entró en las llamas y sacó a los pacientes uno por uno, sin sufrir quemaduras ni daños. Este acto heroico le valió ser reconocido como el patrón de los bomberos.

También se decía que tenía el don de la bilocación, es decir, podía estar en dos lugares al mismo tiempo.

Muerte y legado

Tras años de servicio incansable, San Juan de Dios enfermó gravemente. Murió el 8 de marzo de 1550, a los 55 años, dejando un legado imborrable en la historia del cristianismo.

Su labor no terminó con su muerte. Sus seguidores fundaron la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que sigue activa en la actualidad y gestiona hospitales y asilos en todo el mundo.

Fue canonizado en 1690 por el Papa Alejandro VIII, y su festividad se celebra cada 8 de marzo.

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San Juan de Dios. Imagen de Karen .t en Pixabay


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