El 26 de febrero, la Iglesia Católica conmemora a San Alejandro de Alejandría, un destacado patriarca del siglo IV cuya firmeza y dedicación fueron cruciales en la defensa de la ortodoxia cristiana frente a las herejías emergentes. Su liderazgo durante tiempos de intensa controversia doctrinal dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia.
Primeros Años y Ascenso al Patriarcado
Formación y Servicio Eclesiástico
Nacido en la segunda mitad del siglo III, Alejandro se distinguió desde joven por su profunda fe y conocimiento teológico. Sirvió en diversas capacidades dentro de la Iglesia de Alejandría, ganándose el respeto y la admiración de sus contemporáneos por su sabiduría y dedicación pastoral.
Nombramiento como Patriarca
Tras la muerte del patriarca Aquilas en el año 313, Alejandro fue elegido para sucederlo como Patriarca de Alejandría. Su elección coincidió con un período de relativa paz para los cristianos, tras la promulgación del Edicto de Milán, que otorgaba libertad religiosa en el Imperio Romano.
Enfrentamiento con la Herejía Ariana
Origen de la Controversia
Durante su patriarcado, Alejandro enfrentó la creciente influencia de Arrio, un presbítero de Alejandría que propagaba la doctrina conocida como arrianismo. Esta enseñanza sostenía que Jesucristo no era coeterno ni consustancial con Dios Padre, sino una creación suya, lo que contradecía la doctrina tradicional de la Iglesia sobre la divinidad de Cristo.
Acciones de Alejandro contra el Arrianismo
Consciente del peligro que representaba esta herejía para la unidad y la pureza de la fe cristiana, Alejandro convocó varios sínodos locales en Alejandría, donde se examinó y condenó la doctrina arriana. A pesar de estos esfuerzos, la influencia de Arrio continuó expandiéndose, lo que llevó a Alejandro a buscar una solución más amplia.
El Concilio de Nicea
Convocatoria y Participación
Para abordar la controversia arriana y otras disputas doctrinales, el emperador Constantino el Grande convocó el Primer Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea en el año 325. Alejandro asistió al concilio acompañado de su joven diácono y futuro sucesor, Atanasio.
Defensa de la Ortodoxia
Durante el concilio, Alejandro se destacó por su defensa apasionada de la consustancialidad del Hijo con el Padre. Sus argumentos fueron fundamentales para la formulación del Credo Niceno, que afirmaba la plena divinidad de Jesucristo y condenaba las enseñanzas arrianas.
Legado y Muerte
Últimos Años
Después del concilio, Alejandro continuó liderando la Iglesia de Alejandría, enfrentando desafíos tanto internos como externos. Su salud comenzó a deteriorarse, y en el año 328, poco antes de su muerte, nombró a Atanasio como su sucesor, asegurando la continuidad en la defensa de la fe ortodoxa.
Contribución Duradera
San Alejandro de Alejandría es recordado como un pastor valiente y un defensor incansable de la fe cristiana. Su firmeza frente a la herejía y su papel en el Concilio de Nicea sentaron las bases para la unidad doctrinal de la Iglesia en los siglos posteriores.
Otros Santos Celebrados el 26 de Febrero
Además de San Alejandro, en esta fecha la Iglesia conmemora a otros santos notables:
- San Porfirio de Gaza: Obispo del siglo V conocido por su labor en la erradicación del paganismo en Gaza y la promoción del cristianismo en la región.
- San Agrícola de Nevers: Obispo francés del siglo VI, reconocido por su dedicación pastoral y participación en varios concilios de la época.
- Beata Piedad de la Cruz Ortiz Real: Religiosa española del siglo XIX, fundadora de la Congregación de las Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, dedicada a la educación y atención de los más necesitados.
Estos santos, junto con San Alejandro de Alejandría, ofrecen ejemplos de fidelidad, coraje y dedicación en la propagación y defensa de la fe cristiana.