El 11 de octubre, los fieles devotos se reúnen para celebrar la vida de San Gumaro de Lierre, un santo belga que ha dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia y en la vida de quienes buscan consuelo en su intercesión. Su vida, marcada por la bondad y los milagros, es recordada cada año en una celebración que destaca su profunda conexión con los pobres y los agricultores.
La vida de San Gumaro: un joven noble con corazón humilde
San Gumaro nació en el siglo VIII en una familia noble en la región de Brabante, lo que hoy es Bélgica. Desde joven, mostró un carácter fuerte, pero al mismo tiempo compasivo y generoso. A pesar de haber sido criado en un entorno aristocrático, no le interesaban las riquezas ni el poder, sino que desde su juventud sintió una profunda vocación por ayudar a los más necesitados.
Gumaro sirvió como soldado en el ejército del rey Pipino el Breve, y por mucho tiempo, se mantuvo en el servicio militar, defendiendo su tierra de invasiones. Sin embargo, su verdadero legado no provino de sus hazañas militares, sino de su devoción a la fe cristiana. Tras años de servicio, optó por retirarse y dedicarse a una vida piadosa.
La controversia con su esposa: Un matrimonio difícil
A pesar de su carácter santo, Gumaro enfrentó una prueba importante en su vida personal. Se casó con una mujer llamada Gwinilda, quien tenía un carácter completamente opuesto al suyo. Mientras Gumaro se inclinaba por la caridad y la humildad, Gwinilda era egoísta y cruel, especialmente con los siervos y campesinos que trabajaban para ellos.
La leyenda dice que durante las ausencias de Gumaro, cuando partía en misiones militares, Gwinilda maltrataba a los campesinos y acaparaba los recursos del hogar, dejando a los más vulnerables en una situación precaria. Al descubrir esto, Gumaro, con su característica paciencia y compasión, buscó maneras pacíficas de solucionar los problemas, intercediendo siempre a favor de los más débiles.
San Gumaro y la fundación de Lierre
Después de su retiro, San Gumaro se estableció en la ciudad de Lierre, donde se dedicó a obras de caridad y a la construcción de una iglesia. Según la tradición, una de las primeras iglesias cristianas de la región fue construida gracias a sus esfuerzos. Este lugar se convirtió en un santuario de devoción y peregrinación, donde muchos fieles acudían a orar y pedir la intercesión del santo.
Es en este contexto donde la gran piedad de San Gumaro se hizo más visible. No solo ayudaba a los necesitados, sino que también se dice que realizaba milagros en su comunidad. Su reputación como santo comenzó a crecer, y a su muerte, el 11 de octubre del año 774, su tumba rápidamente se convirtió en un lugar de veneración.
Los milagros de San Gumaro
Uno de los milagros más conocidos de San Gumaro está relacionado con la naturaleza. Se dice que, en una ocasión, intervino para salvar los cultivos de los agricultores locales cuando una grave sequía amenazaba con destruir las cosechas. Gumaro oró con fervor, y en respuesta a sus súplicas, llegó una lluvia suave que salvó las plantas sin causar inundaciones. Este evento fortaleció su conexión con los agricultores, quienes lo consideraron desde entonces como su santo protector.
Otro milagro notable fue cuando transformó una tierra estéril en un campo fértil. En una región donde la tierra era incapaz de producir alimentos, Gumaro oró y bendijo la tierra, y poco después, los cultivos comenzaron a crecer abundantemente. Este suceso reafirmó su imagen como protector de los campesinos y proveedor de la abundancia divina.
Además, las historias relatan cómo San Gumaro también realizaba curaciones milagrosas. A menudo, los enfermos acudían a su tumba, y muchos testigos afirmaban que recibían la curación de sus dolencias después de orar con devoción en el lugar. Estas curaciones continúan siendo reportadas incluso siglos después de su muerte.
La devoción a San Gumaro en la actualidad
La ciudad de Lierre mantiene una especial devoción por San Gumaro, y su festividad del 11 de octubre se celebra con fervor. Las procesiones, las misas y los actos de caridad en su honor se han convertido en una tradición que reúne a personas de todas las edades y orígenes. En la iglesia dedicada a su nombre, se guarda una reliquia del santo, la cual se expone en esta fecha para que los fieles puedan venerarla.
San Gumaro de Lierre sigue siendo un símbolo de esperanza para aquellos que enfrentan dificultades en su vida cotidiana, especialmente los que trabajan la tierra y los que sufren de pobreza. Su ejemplo de compasión y servicio es una inspiración para los creyentes, quienes encuentran en él un intercesor que comprende las necesidades humanas más profundas.
La herencia espiritual de San Gumaro
La vida de San Gumaro sigue resonando hoy en día no solo en su tierra natal, sino en todos aquellos que buscan inspiración en su modelo de caridad, humildad y fe inquebrantable.