El 25 de diciembre, día en que se celebra la Natividad del Señor, la Iglesia también recuerda a Nuestra Señora de Belén. Este día no solo conmemora el nacimiento de Jesús sino también honra a María, que como madre, jugó un papel crucial en la realización del plan divino de salvación. La figura de María en Belén representa la humildad, la obediencia y la profunda fe en Dios.
Milagros y Devoción
La devoción a Nuestra Señora de Belén se ha asociado históricamente con numerosos milagros y bendiciones. Relatos de curaciones milagrosas, intervenciones en momentos de crisis y protección en tiempos de adversidad son comunes entre los devotos. Estos milagros fortalecen la fe de los creyentes y reafirman el poder de la intercesión de María.
Beatificación y Canonización
Aunque la Virgen María fue asunta al cielo y coronada como Reina de los Cielos y la Tierra, no pasó por un proceso formal de beatificación o canonización, como es común con otros santos. Su santidad fue reconocida desde los primeros tiempos del cristianismo debido a su papel único como la Madre de Dios.
La representación de Nuestra Señora de Belén ha sido una fuente de inspiración en el arte y la cultura. Desde pinturas y esculturas hasta la música y la literatura, su imagen ha sido un símbolo de esperanza y fe. Las representaciones artísticas suelen enfocarse en la ternura y la fuerza de María, destacando su papel en la historia de la salvación.
Nuestra Señora de Belén es mucho más que una figura religiosa; es un símbolo de fe, esperanza y amor incondicional. Su vida y su ejemplo continúan guiando a millones de personas en todo el mundo, recordándoles el poder de la fe y la importancia de la humildad y la obediencia a la voluntad de Dios.
Santoral del 25 de Diciembre:
La celebración de Nuestra Señora de Belén no solo conmemora un evento histórico, sino que también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los valores centrales de la fe cristiana y renovar el compromiso personal con estos ideales.