El 11 de junio, celebramos la festividad de San Bernabé, un importante discípulo y apóstol en los primeros días del cristianismo. Su nombre original era José, pero los apóstoles le dieron el nombre de Bernabé, que significa «hijo de la exhortación» o «hijo de la consolación».
Vida e Historia de San Bernabé
Bernabé nació en Chipre y era de ascendencia judía, de la tribu de Leví. Aunque no fue uno de los doce apóstoles originales, se unió a los discípulos en Jerusalén después de la Ascensión de Cristo. Bernabé se distinguió temprano en la comunidad cristiana por vender su propiedad y donar el dinero a los apóstoles para apoyar su trabajo.
Su papel en la Comunidad de los Primeros Cristianos
Bernabé jugó un papel importante en la legitimación de San Pablo en la comunidad cristiana de Jerusalén. Después de la dramática conversión de Pablo en el camino a Damasco, Bernabé se arriesgó a respaldar a este anterior perseguidor de los cristianos, y lo presentó a los apóstoles.
Misionero con San Pablo
Bernabé y Pablo emprendieron el primer viaje misionero registrado en el Libro de los Hechos en el Nuevo Testamento, llevando el Evangelio a través de Asia Menor. Durante este viaje, Bernabé se distinguió como predicador y líder.
Muerte y Legado de San Bernabé
Eventualmente, San Bernabé y Pablo tuvieron un desacuerdo sobre Juan Marcos, el primo de Bernabé, que había abandonado la misión en un punto. Aunque se separaron debido a este conflicto, ambos continuaron con su trabajo misionero por separado. Bernabé volvió a su Chipre natal, donde según la tradición fue martirizado por su fe.
San Bernabé es recordado como un hombre de fe y generosidad, un pacificador y alguien que se arriesgó a acoger a un recién convertido que antes había sido enemigo. Es un ejemplo de fe incansable y de la gracia de la evangelización. En algunos círculos, también es considerado el patrono de los predicadores.