Hoy se conmemora la obra de San Edmundo, magnífico compañero religioso y servidor de su comunidad, trabajando con empeño como rey en oriente hasta caer prisionero de conflictos bélicos. Durante su estancia encarcelado, San Edmundo continúo profesando las maravillas del Señor y las promesas ante los fieles, siendo castigado severamente y recibiendo la gloria del martirio, aceptando pacíficamente al comprender su objetivo en esta tierra.
Naturalmente al recordar la maravillosa voluntad del santo, se le ha convertido en protector de los fieles, su apoyo se ha solicitado en numerosas ocasiones para cuidar a los enfermos, interviniendo de forma especial para curar a los infectados por peste. Proveniente de tierras daneses, el joven Edmundo fue coronado con apenas catorce años de edad, cargando una enorme responsabilidad en sus hombros, sin embargo, el mismo demostró un nivel de superioridad adecuado.
El reinado de San Edmundo
La sorpresa de los súbditos daneses fue grata, San Edmundo se convirtió en un rey justo, amable y misericordioso, aprendiendo con rapidez los deberes de su cargo y aplicando el ejemplo de reyes antiguos, todo bajo la protección del Señor y la religión católica. Como estratega, también destacó de forma admirable, llevando a sus soldados a la victoria en numerosas ocasiones, luchando contra bárbaros y brindándoles la oportunidad de redención.
La promesa final y la santificación
Finalmente, tras una batalla intensa, Edmundo fue rodeado por sus enemigos, quienes le mostrarían la piedad que él mismo practicó con sus rivales e incluso, le ofrecían la posibilidad de ser liberado si rechaza su vocación religiosa, propuesta que en todo momento rechazó y consideró un insulto. San Edmundo fue encarcelado y martirizado en el año 870, siendo canonizado por la iglesia católica en el año 1.198
Santoral del día 20 de noviembre
En esta ocasión, además de festejar la figura de San Edmundo, también se conmemoran numerosos religiosos, cuyas vidas fueron dedicadas a servir en nombre del Señor, ganando la merecida mención honorífica, estos son algunos de los más destacados:
– Santo Francisco Can, compañero mártir
– Santo Cipriano, religioso abad
– Santo Crispín de Écija, gobernante y mártir
– Santo Gregorio Decapolita, religioso monje
– Santo Basilio de Antioquía, compañero mártir