Hoy se conmemora la vida de Santa María Bertila Boscardin, reconocida religiosa y virgen entregada al servicio de los necesitados, llevando la responsabilidad de mejorar una congregación dedicada a facilitar la ayuda de los enfermos y demostrar la capacidad de mejorar. María Bertila Boscardin mantenía de forma constante el amor por los afligidos, rogando por sus corazones y tomando todas las oportunidades posibles para mejorar la condición en los hospitales locales hasta su partida.
Como mujer de juicio justo y nobles valores, recibió lecciones inolvidables por parte de Santa Teresita, una inspiración y modelo a seguir. Para lograr la santificación, María Bertila cumplió con amor natural sus deberes diarios, resistiendo ante complicaciones de salud, dilemas sobre el orden y algunos problemas de memoria. Es en el año 1.888 cuando la santa viene al mundo, siendo hija de humildes campesinos que tendrían complicaciones económicas para criar a María.
La aprobación de Santa María Bertila Boscardin
Las buenas intenciones de la niña se vieron opacadas por su limitada habilidad, siendo apodada como una tonta y recibiendo rechazos constantes hasta ser entregada a un convento a sus dieciséis años de edad. Entristecida y apenada por su condición, María les pide a los padres religiosos que le iluminen y transformen en santa, iniciando el nuevo camino y aprendiendo diversas habilidades que aumentarían su confianza, preparándose para servir como enfermera.
El valor de la hermana ante los peligros de la guerra
Durante la estadía de la santa en algunos hospitales, afronto una difícil prueba al servir a los enfermos en pleno estallido bélico y así, mientras sus compañeras se paralizaban por el miedo de las explosiones, esta humilde enfermera continuaba su labor, refugiándose en las plegarias y el amor del Señor. Finalmente, tras una enfermedad, partiría en el año 1.922, siendo santificada por Juan XXIII en el año 1.961, siendo un ejemplo de valentía eterna para la iglesia católica.