Hoy se conmemora la obra de San Ricardo Gwyn, dedicado hombre religioso y amado padre educador, el cual enfrentaría lamentables desgracias al ser acusado injustamente de atraer personas ante la religión, siendo víctima de torturas constantes para entregar compañeros fieles a la iglesia católica, recibiendo en el final de sus días la gloria del martirio. San Ricardo Gwyn fue además un excelso hombre de familia, destacando su fe y amorosas enseñanzas para todos.
Nacido en el año 1.537, en Reino Unido, Ricardo Gwyn observa desde su juventud las confrontaciones contra los fieles católicos, siendo educado para seguir una religión opuesta y protestante hasta alcanzar la edad adulta, reconociendo los valores humildes que el catolicismo presentaba y abandonando las costumbres que le habían inculcado, sin embargo, el ahora maestro Ricardo, mostraba por su seguridad señales de continuar en la antigua creencia.
La persecución y fuga de San Ricardo Gwyn
Pese a los esfuerzos del santo, algunos protestantes le vieron confesarse y sin dar espacio al noble maestro, le acusaron para que fuera arrestado, haciendo que Ricardo tome a su familia y viaje a otra región. Viviendo con discreción, nuevamente fue acusado por protestantes y arrestado esta vez, el Señor iluminaria el camino del laico, haciendo que este pudiera escapar. Para el año 1.580, la realeza decidió aumentar las presiones contra los católicos, arrestando definitivamente al santo.
Los años en prisión y el reconocimiento santificado
Durante cuatro años se mantuvo encarcelado a San Ricardo Gwyn, presionándole para abandonar la religión católica, siendo los carceleros crueles y desalmados e incluso amenazando con torturar a su familia. Ante los frustrados intentos de convencerle, Ricardo demostraba resistencia en la oración, la escritura de poemas y la valentía de su corazón. Finalmente, fue ahorcado en el año 1.584, recibiendo la santificación por Pablo VI, en el año 1.970, bendiciendo la resistencia laica.