Hoy se conmemora la obra de Santa Teresa del Niño Jesús, dedicada hermana religiosa proveniente de Francia, cuya llegada al mundo en el año 1.873 trajo dicha y tranquilidad a sus ocupados padres, quienes le darían una infancia llena de buenos valores cristianos mientras se notaba cierta ambición creciente en la niña al poseer grandes cualidades de celo, deseando poner todo de sí misma para convertirse en una santa memorable.
Teresita enfrenta un gran cambio en el año 1.877 al fallecer su madre a temprana edad, siendo guiada principalmente por su hermana mayor y observando las caridades a las cuales podría ofrecer su ayuda de adulta, realizando promesas a los necesitados y pidiendo por quienes sufrieran durante su primera comunión. Cinco años después de comenzar su acercamiento a la fe, la joven seria iluminada por Cristo quien llenaría su alma de valentía y fuerza.
La sorpresiva actitud de Santa Teresa del Niño Jesús
Para los quince años de edad, el único deseo en el corazón de Teresa era la unión con Cristo y el servir ante su voluntad, pidiendo el permiso de su padre para ingresar en un convento prestigioso en Roma, en el cual sus hermanas ya eran pertenecientes y esperaban su llegada, donde la intrépida joven interrumpiría un silencioso voto para hablar con el sumo pontífice en persona, recibiendo su aprobación inmediata al ver la vigorosa actitud de la niña.
El camino santo y amoroso de Teresa
La mayor cualidad de Teresita junto a sus humildes actitudes para cuidar de los necesitados, era la profundad oración constante en nombre de los afligidos, expresando en misas el amor del Señor, atrayendo seguidores por su camino infantil e inocente. Finalmente, tras una enfermedad, la joven partió en el año 1.897, siendo canonizada por Pío XI en el año 1.925 y convirtiéndose en una figura de milagros y patrona de los franceses.