Hoy se conmemora la vida de San Vicente de Paúl, dedicado hermano religioso a la divulgación general de la palabra de Dios, siendo un sirviente fiel con gran elocuencia y magnifica fuerza espiritual, trabajando en la curación de los necesitados y el manejo de las confesiones, inspirándose para alcanzar la ayuda optima en bien del prójimo e incluso cooperando en la fundación de congregaciones.
Nacido en el año 1.581, el santo fue distinguido desde niño por su admirable intelecto y facilidad para la lectura, haciendo que sus padres no dudaran en confiar su formación académica a los franciscanos que le instruyeron hasta sus días de universidad en Toulouse, donde al graduarse no dudaría en entregar su vida en servicio del Señor, alcanzando el sacerdocio con veinte años de edad en el año 1.600.
La confianza espiritual de San Vicente de Paúl
El inicio de la carrera religiosa de San Vicente se vio atacada en algunas ocasiones por personas celosas de sus méritos espirituales, ya que el mismo escalaba rápidamente en las posiciones más destacadas de su recinto. En una ocasión Vicente es acusado de robar propiedades de gran valor e incluso todas las pruebas apuntaban a su nombre, humildemente el sacerdote expreso con confianza que solo el Señor conocía la verdad, haciendo que el ladrón confesara de inmediato.
El legado fundador y las normas del santo
La convicción con la que el santo gozaba para hablar del Señor le llevo a expresarse públicamente en cientos de ocasiones, conociendo religioso complacidos con las enseñanzas que el mismo difundía, pidiendo que este les aconsejara. Finalmente, el santo solo pedía que las personas respetaran la humildad del oficio presbítero y en el año 1.660 partió al encuentro con el Señor, siendo canonizado por Clemente XII en el año 1.737.
