Hoy se conmemora la obra de San Ignacio de Santhià Belvisotti, dedicado religioso y hermano presbítero que trabajo por la Orden de Hermanos Capuchinos en la curación de almas y la salvación de necesitados, enfermos y los dedicados a la religión desde un camino penitente, dándoles apoyo cuando estos sentían fragilidad en sus corazones.
Nacido en el año 1.686, en Italia, enfrentaría desde la niñez duras pruebas al perder a su padre, su madre pese a la perdida se mantenía en constantes trabajos para mantener al pequeño, quien encontraría refugio espiritual en la casa del Señor y recibiría formación cristiana constante gracias a un sacerdote encantado por el gran potencial del muchacho, a quien le atraía con fuerza la palabra del Creador y se propondría alcanzar el sacerdocio.
El camino de San Ignacio de Santhià Belvisotti
La integridad y principios que se observaban en Ignacio le llevaron por el buen camino para cumplir su meta, convirtiéndose en sacerdote y dándoles a sus superiores la impresión de un futuro prometedor, sin embargo, ante la sorpresa de estos quienes le habían ofrecido puestos de mayor rango, renuncio en búsqueda de la perfección divina a través de la simpleza y el abandono de bienes terrenales, consiguiendo mayor comodidad en la orden capuchina.
La postura del santo ante la guerra
Durante más de veinticinco años el sacerdote apoyo a todos los visitantes de la iglesia, conduciéndoles hacia una nueva vida bajo la protección del Señor. En el año 1.743 la guerra se desato y el sacerdote empleo todas sus fuerzas para cuidar a los heridos en el hospital, haciendo además de consejero infantil y maestro de cristianos. Finalmente, San Ignacio falleció en el año 1.770, siendo canonizado por Juan Pablo II en el año 2.002.