Hoy se conmemora la vida de San Francisco Ch‘oe Kyong-hwam, catequista de origen oriental y excelso creyente cuya obra le permitió exhibir una profunda habilidad para reflexionar y fortalecer su espíritu mediante la oración. Durante uno de sus recorridos, este sufrió terribles injusticias al ser encarcelado por su postura religiosa, mostrándose seguro en sus plegarias y esperando el martirio al negar los intentos por quebrar su fe.
Nacido en el año 1.805 en Corea, recibió los primeros conocimientos sobre el Señor en su propia familia, la cual poseía devoción cristiana y buscaron a los catorce años de edad de Ch´oe que este contrajera matrimonio con una señorita que le daría seis hijos, haciéndole muy feliz y disfrutando de un ambiente familiar propio de un creyente devoto.
Los avances religiosos de San Francisco Ch‘oe Kyong-hwam
Complacido por la vida que poseía en familia, Francisco empieza a trabajar en su fe mediante la reflexión de sus acciones, lo que le permite mejorar su carácter autoritario en favor de enseñar valores de mayor concordancia a la postura cristiana que practicaba, lo cual lo prepararía para el año 1.836 donde los trabajaría con los primeros misioneros y aprobar el noviciado de uno de sus hijos bajo la tutela de un padre extranjero.
El estallido contra los fieles y las acciones del santo
Alabando al Señor pacíficamente, la comunidad en la que Francisco se encontraba creció mediante los trabajos de campo hasta el año 1.839 donde son atacados cientos de católicos en las persecuciones contra la fe, haciendo que el padre de familia enfrente a las autoridades sin miedo a aceptar sus creencias hasta ser encarcelado, torturado y martirizado en ese mismo año. El papa Juan Pablo II canonizaría el valor del santo en el año 1.984.
