Hoy se celebra la obra de la Beata Catalina Mattei, colaboradora al servicio de las Hermanas de la penitencia de Santo Domingo, quien además de ofrecer su cuerpo y alma hacia el Señor, resistió durante su vida un estado de salud delicado mientras soportaba las tentaciones, calumnias y ataques contra su fe.
También conocida como Catalina de Racconigi, nació en el año 1.486 y su familia se veía llena gran humildad al recibirla, siendo la hija de un pobre campesino y una mujer indigente. El nacimiento de la beata ya se notaba como un simbolismo al ser traída en una choza simple, pero llena de calidez y buenos deseos, ya que la beata combatiría los rechazos de la sociedad por su humilde origen, rechazando el egoísmo de las personas y promoviendo la ayuda a los enfermos.
El esperanzador don de la Beata Catalina Mattei
Catalina se hallaba desde sus cinco años de edad con gran interés por la obra cristiana, se expresaba con amor por el Señor y se declaraba casada con Jesús, siendo bendecida al poseer grandes dones, viendo a Cristo protegiéndole y ofreciéndole como protectores de vida a los santos Catalina de Siena y Pedro Mártir. La beata rezaba de forma constante ante la figura de Cristo, recibiendo marcas de la gloriosa pasión del mismo, teniendo marcas de anillos y la corona de espinas.
La expresión de la beata y el auxilio al necesitado
Los servicios de Catalina se vieron en aumento al ser difundidas las historias y hechos sobrenaturales que vivía, apoyando como oradora para cuidar el alma, moviéndose según las historias a una velocidad milagrosa para aparecer inmediatamente ante los que la necesitaran. Finalmente, la beata partió en el año 1.547 y su amor por Cristo fue canonizado por Pío VII en el año 1.810.