Hoy se conmemora a San Bernardo Tolomei, humilde abad, quien dedicado con fuerte convicción fundo la Congregación Olivetana bajo las normativas de San Betano, aplicando los estudios constantes de las disciplinas monásticas hasta ser víctima de una peste que azoto Siena, cayendo junto a otros compañeros monjes.
Nacido en el año 1.272, en Siena, Italia, sus padres le dieron el nombre de Giovanni al recibir el bautizo y pasados los años crecería para incursionar en la carrera de derecho, haciendo también aportes significativos en la Orden de los disciplinados hacia María Nocturna. Pronto una inminente ceguera casi parcial le privaría de continuar el estudio universitario, haciendo que este tome una iniciativa de vida alternativa, optando por considerar las vías cristianas.
La agrupación creada por San Bernardo Tolomei
Sin un sentido claro o dirección que seguir, Bernardo con alrededor de cuarenta años de edad toma las posesiones que tiene y decide viajar con un colega para retirarse en la soledad, pronto el estilo de vida eremita le hace comprender el trabajo duro al tiempo que profundiza en la oración constante y el silencio. El ejemplo de vida que había dado le hizo popular y muchos hombres se le unirían en la causa noble, creando una nueva congregación.
El beneficio de las obras en nombre del prójimo
Para conmemorar la reunión, en el año 1.319 nace oficialmente la congregación de San Bernardo, creciendo de manera acelerada, se le permitió realizar diez monasterios que eran dirigidos por el mismo abad. Los seguidores del santo le pedían que dirigiera su fundación, pero su humildad no le permitía aceptar el honor, incluso al enfermar dejo un legado de entrega al prójimo. Tras su partida en el año 1.348 es canonizado por Benedicto XVI en el año 2.009.