Hoy se conmemora a Santa Clara de la Cruz también conocida como Clara de Monte falco, dedicada abadesa y virgen al servicio de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, cuya dedicación al Señor la convertiría en la supervisora del monasterio de la comunidad de Santa Cruz, mostrando constantemente su amor por Cristo.
Nacida en el año 1.268 en Italia, muchas discusiones han surgido al recordar la comunidad en la que Santa Clara ejerció, dando como conclusión definitiva a una orden compuesta de Franciscanos en la que la fiel servidora trabajo durante quince años, siendo invitada a imitar un modo de vida lleno de penitencias como los eremitas acostumbraban. Pasados algunos años las hermanas son ordenadas a servir en el complejo de Santa Cruz y allí la santa toma una decisión.
La rebelión de Santa Clara de la Cruz
Para Santa Clara los puestos de mayor importancia no le interesaban, en su vida le bastaba con ofrecer sus buenos sentimientos al Señor, sin embargo, con la pérdida de su hermana se ve obligada a tomar el puesto de abadesa en el convento que esta dirigía, en una oportunidad tomo la iniciativa y se rebeló al violar los votos de silencio, como castigo la misma comenzó a rezar de manera extensa el padre nuestro en la nieve y sin calzado alguno.
Los milagros atribuidos
Pronto la constancia de Santa Clara daría frutos, la misma empieza a experimentar milagrosos dotes de éxtasis y ver el espíritu de las personas, dones que emplearía en nombre del Señor para ayudar a sus compañeros y a los necesitados de su apoyo hasta fallecer en el año 1.308. La santa fue canonizada por León XIII en el año 1.881 al honrar la incorruptibilidad de su ser.