Este 04 de agosto se celebra la obra San Juan María de Vianney, amado presbítero que entrego durante más de cuarenta años un servicio humilde y ejemplar ante la parroquia que se le había encargado, marcando la diferencia con su constante ejemplo de penitencia y predicar de la palabra, enseñando a los niños e incluso transformando a los adultos más desconfiados en fieles creyentes. Para San Juan María la palabra de Dios debía ser compartida en todo el mundo.
Nacido en el año 1.786, en Francia tuvo una infancia compleja al enfrentar la crisis que la revolución francesa traía consigo, cuidando el rebaño de su padre en algunas ocasiones y conociendo al Señor desde temprana edad al ser hijo de padres devotos lo que reforzaría su fe desde niño, invitando a sus amigos a hacer el bien y realizando la primera comunión en secreto. Con Dieciocho años de edad se encomienda al señor compartiendo con su padre el deseo por convertirse en sacerdote.
Las sagradas habilidades de San Juan María de Vianney
Con gran esfuerzo el joven Juan supero las dificultades que se le presentaban los estudios, siendo complicados de entender hasta ascender gradualmente en los convenios que visitaba, obteniendo el sacerdocio en el año 1.815 y dedicando todo su esfuerzo en el trabajo de restauración para la comunidad, aprendiendo a ver las necesidades de los visitantes.
El legado milagroso
Pronto las personas se acercaban al convenio del padre con la intención de solo buscar su consejo, donde se pudieron presenciar múltiples curaciones, las cuales eran según el santo por obra de Santa Filomena quien intercedía gracias a su ferviente fe y la colaboración de cada persona. Finalmente, el santo falleció en el año 1.859, siendo canonizado por Pio XI en el año 1.925.
