Hoy se conmemora la vida de San Enrique II, fuerte emperador de Roma que realizo extensos esfuerzos para reformar la iglesia y divulgar las enseñanzas del Señor, logrando que la misma se extendiera por todo el continente europeo, contentándose por las obras misioneras promovió también las edificaciones de monasterios, sedes episcopales y se le ha creado una oración para pedir su intervención santificada.
Nacido en el año 973, en Alemania, recibió una formación académica bajo la guía del santo Wolfagango, obispo que le daría a conocer a Cristo y lo prepararía para su gobierno. Iniciando como emperador en el año 1.002 tras fallecer su primo Otón III, para Enrique siempre fue una prioridad el amor que debía divulgar, aquel que el Señor mostraba con todos sus hijos y esto lo ponía en práctica a través de la oración constante, con gran humildad y agradecimientos.
El trabajo restaurador del emperador San Enrique II
Luchando en numerosas guerras, el emperador Enrique se esforzó por defender sus tierras y hacerse conocer para continuar al servicio del Señor, bajo esta guía logra llegar en el año 1.014 a Roma, de inmediato el santo inicio su trabajo para restaurar las iglesias afectadas por la guerra, municipios y sedes episcopales, persistiendo ante las protestas de algunos obispos, quienes le acusaban de destruir la diócesis y pese a esta situación, logro contar con el apoyo del papa Juan XIX.
La atención a los detalles
Contando con tantos deberes, el emperador se le conocía por tomar siempre el tiempo para cuidar de su espíritu y cumplir sus deberes con el público, cuidando de los necesitados e insistiendo a sus súbditos para que estos se convirtieran en cristianos y confiaran en el Señor. Falleciendo en el año 1.024, el emperador fue canonizado en el año 1.146 por Eugenio III.