Hoy se conmemora la obra de San Juan Gualberto, santo abad que demostró de forma ejemplar el amor y el perdón, vistiendo el hábito y practicando una vida de simpleza, logro atraer suficientes personas para realizar una nueva familia monacal en Italia. Con los años se convertiría en el patrono de los empleados ubicados en el bosque y de proteger a los fieles de las obsesiones.
Nacido en el año 995, en la gran Florencia y a finales del siglo diez, provino de una familia de nobles y poseía un fuerte lazo con su hermano Hugo, quien fue asesinado sin piedad por un traicionero sujeto que fingía ser su amigo, cegado por la ira y la venganza el joven Juan buscó al sujeto. Sin embargo, también conocería la piedad de Cristo y las consecuencias de buscar justicia por mano propia, generándose en el mismo un conflicto porque su padre quería que cumpliera su venganza.
El cambio de panorama para San Juan Gualberto
Sintiéndose muy frustrado, Juan se encuentra cara a cara con el asesino de su hermano, tras perseguirle y estar a punto de cobrar su ansiada venganza, recuerda el destino de Cristo y como este oraba por sus enemigos, conmovido por esa acción, decide perdonar y abrazar al traidor, dirigiéndose de inmediato al monasterio de su localidad, rezando y viendo la imagen de Cristo como su nuevo guía, aceptando su redención para comenzar una nueva vida.
Las fundaciones y el legado del santo
Pronto San Juan comenzaría una serie de cambios, buscando la peregrinación decide cambiar sus vestiduras y apariencia, portando un hábito y en compañía de un colega, se dispone a fundar su propio monasterio, ayudado por legos y el mismo Señor, al darle el don de la profecía y realizar milagros. Finalmente, falleció en el año 1.073 y fue canonizado por Celestino III en el año 1.193.193.
