Hoy se conmemoran los actos ejemplares de San Canuto IV de Dinamarca, rey cuyo encuentro con la fe le haría promover la construcción de iglesias, fundaciones para los necesitados y dar promoción a la divinidad del Señor. Nacido en el año 1.040, en Dinamarca, fue hijo de un noble, cuyo linaje estaba conectado directamente a quien fue su tío, también llamado Canuto quien además había gobernado como rey.
El santo intento valer sus títulos ante la corona inglesa, fracasando en su jornada hasta años posteriores cuando Canuto obtiene el trono tras el gobierno de su hermano, el rey Harold III de Dinamarca. Contrayendo matrimonio y conociendo el cristianismo en el proceso, Canuto rápidamente mostro interés en el Señor, pasión e ingenuidad, cualidades dignas de un bárbaro.
El reinado de San Canuto IV de Dinamarca
La clave para el reinado del santo se basó en otorgar justicia y difundir la paz en su reino, promovió los bienes para los clérigos, aunque esto haría que el dinero se usara de maneras irrespetuosas y algunos clérigos se convirtieran en gobernantes feudales, que descuidaban el deber cristiano. El rey aprobó las construcciones de iglesias, dando su propia corona para la iglesia de Roskilde y no conforme, deseaba invadir Inglaterra para reclamar su trono en nombre del Señor.
La santidad y el martirio del rey
El pueblo y los consejeros de Canuto se negaron ante el ataque a Inglaterra, además de sentir frustración ante los excesivos impuestos del rey, atacaron en una rebelión que acabaría con Canuto siendo asesinado mientras se confesaba en el año 1.086. Finalmente, su santidad fue canonizada en el año 1.101 por Pascual II, al otorgársele milagros y curaciones realizadas desde su tumba, lo que formaría un culto a su nombre.
