Hoy se celebra la vida de San Oliverio Plunkett, santo obispo encargado de la capital de Armagh, en Irlanda del Norte, que injustamente fue acusado por traicionar al rey Carlos II y condenado a muerte por ello, mostrando de forma ejemplar como perdonar a los enemigos, reafirmando su fe en Cristo. Nacido en el año 1.625 en Reino Unido, su origen es de familia de nobles, siendo desde joven involucrado en las luchas que se llevaron en la rebelión contra el rey Carlos I.
Oliverio, sin embargo, sentía un fuerte llamado por el servicio a la comunidad, buscando el sacerdocio y entrando a los dieciséis años de edad, en un convenio en Roma, mostrando grandes talentos en los estudios de derecho civil, canónico y logro ser ordenado en el año 1.654, teniendo que esperar para obrar en Irlanda, debido a la situación del país, pero siendo apoyado por un colega, se establece como profesor y consultor para la Santa Congregación del Índice.
La delicada labor de San Oliverio Plunkett
Para el santo, los asuntos reales le traerían múltiples problemas, haciendo que la situación fuera peligrosa en su tierra, debido a los choques religiosos en los que se condenaba a los fieles, con ayuda de un dominico, servidor de la reina de Catalina de Braganza, logro acceder sin problemas para ejercer como arzobispo, resolviendo los conflictos entre cleros en un periodo de muchos esfuerzos, trayendo la paz momentáneamente.
El comportamiento ante las acusaciones
La envidia de algunos, haría que se conspirase en contra del santo, acusándolo de traicionar al rey Enrique II, lo que le llevaría de inmediato a ser arrestado, pero el arzobispo se mantenía amable incluso con los guardias que le vigilaban, hasta ser condenado en el año 1.681, no sin antes orar por los que le acusaron, como mártir fue canonizado por Pablo VI en el año 1.975.