Este 20 de junio se conmemora al Beato Dermicio O´Hurley, cuya obra es digna de recordar al ser un hombre entregado al servicio del Señor como obispo aun en tiempos de sufrimiento y castigo contra su fe, resistiendo terribles torturas e interrogatorios que le llevarían a convertirse en mártir declarando que prefería dar su vida en nombre de la fe católica y el reinado del ministerio episcopal.
Nacido en el año 1.530, en Irlanda, tendría padres con una economía y ambiente estable, tomando estudios regulares sobre su país y posteriormente estudiando en la universidad Lovaina obteniendo un doctorado en derechos canónicos y civiles avanzando hasta incluso volverse decano de la facultad de derecho. Tras diecinueve ejerciendo como educador, decide viajar a Roma y ser consagrado por el papa Gregorio XIII siendo ordenado como arzobispo en el año 1.581.
La arriesgada misión del Beato Dermicio O´Hurley
Consciente de las protestas en Irlanda, Dermicio busca ingresar para ejercer, pero es obligado a entrar de manera discreta usando ropas de civil y logrando su cometido, durante un tiempo realiza sus deberes en diferentes localidades esquivando a las autoridades, siendo ayudado por el conde Tomás Butler en Ormone aun si esto le costaba su posición ya que apoyaba fielmente a los católicos, pero por voluntad propia Dermicio decide entregarse y detener los problemas contra el conde.
El inquebrantable espíritu contra las torturas
Las autoridades tomaron al beato y le acusaron de ser cómplice en las supuestas conspiraciones de Roma y España en contra de Inglaterra, esperando que confesara sometieron a Dermicio a torturas como ponerle zapatos de hierro y calentando sus pies directo en el fuego directo, sin embargo, resistió con gran temple y sin vacilar ante los captores hasta ser condenado a la horca en el año 1.584. Su valiente obra fue canonizada por Juan Pablo II en el año 1.992.