Hoy se conmemora la vida de Santa Rosa María de los Dolores, santidad entregada al servicio de las personas afligidas, convirtiendo una pequeña asociación de mujeres trabajadoras en una reconocida Congregación de Hermanas de Nuestra Señora. Nacida en el año 1.815, en España, su obra es recordada generalmente por la pureza de sus acciones y como se mostraba atenta para consolar a los desamparados en el mundo.
Su jornada iniciaría en Reus, perteneciendo a una familia de oficio artesanal y recibiendo el bautizo al día siguiente con el curioso caso de nacer un jueves en transición al viernes santo, una señal para muchos del maravilloso futuro de la niña en el oficio al Señor. Desde su primera comunión la niña sentiría una profundad conexión con el Señor, aclamando que podía disfrutar su presencia, haciendo de ella una jovencita dedicada a la humildad.
La humilde y amorosa entrega de Santa Rosa María de los Dolores
En su búsqueda por la purificación y complacer al Señor, Santa Rosa ingresaría en el año 1.841 a una corporación de hermanas caritativas, logrando actos heroicos con su caridad mientras salva a los desamparados. En una ocasión detiene un acto de guerra contra la ciudad de Reus, pidiendo por la paz junto a sus hermanas, arriesgando su vida al cruzar la línea de fuego. Con los actos valerosos de la santa, rápidamente se vio envuelta en la fundación de una congregación de gran distinción.
El sueño y misión cumplida
Los esfuerzos de Santa Rosa darían resultados al empeñarse en que su congregación cumpla con objetivos claros como la divulgación de la palabra correcta del Señor, mostrar a los jóvenes la misión de consuelo al afligido y continuar la misión del Creador. Con el sueño cumplido y su milagroso contacto con Dios, partiría en el año 1.876, recibiendo la canonización en el año 1.988 por Juan Pablo II.
