Hoy se celebra la obra de San Nicolás Peregrino, santidad a menudo recordada a través de fábulas a menudo fantasiosas, sin embargo, existen declaraciones y registros oficiales de los logros del santo. Proveniente de Beocia, el santo se dedicó durante muchos años al pastoreo refugiándose en la soledad, aprovechando cada oportunidad para reflexionar y rezar.
La vida como ermitaño despertó en San Nicolás el deseo de cuidar y bendecir a todas las personas que se encontraba, anunciando con fuerza y una cruz en su mano la frase «Kirie eleison» (que el señor tenga piedad de nosotros), el porte humilde de San Nicolás hacía que las personas se burlaran del mismo y lo tomarán por loco, ya que apenas usaba una túnica para cubrir su cuerpo.
El atormentado y milagroso viaje de San Nicolás Peregrino
Tomando el tiempo adecuado para meditarlo, San Nicolás inicio el peregrinaje hacia Roma, donde se comentan las malas fortunas del santo siendo incomprendido en el barco en el que viajaba, fue echado del mismo directamente al mar, pero el Señor intervino salvándolo milagrosamente llegando al puerto antes que el barco. Viajando a diferentes tierras dónde su predicado no fue bien recibido, el santo es maltratado y visto como vagabundo hasta finalmente llegar a Trani en el año 1.094.
Los últimos días del santo y sus méritos
Días después de llegar a Trani, el santo es entrevistado por el arzobispo quien ve tal humildad y buena voluntad que le permite predicar en la ciudad hasta que Nicolás enferma gravemente y fallece en el mismo año de su llegada. La veneración al santo se produce al difundirse su pasión por el Señor haciéndose popular y atribuyéndole múltiples milagros a su hacer. Finalmente fue canonizado por Urbano II en el año 1.098
