Hoy se conmemora a Santa Juana de Arco, Virgen reconocida como la doncella de Orleans cuya vida fue dedicada a luchar por su patria de manera exhaustiva. Pese a su lucha termino en manos del enemigo siendo condenada de manera injusta a la hoguera. Nacida en el año 1.412 en Francia. Desde muy joven empezó a sentir atracción y gusto por la oración, practicando en la iglesia y recibiendo los sacramentos de manera constante.
Siendo apenas una niña, Juana de Arco seria testigo de las invasiones a su patria por obra del rey Enrique V de Inglaterra, a sus catorce años de edad empezaría a experimentar sus primeros y milagrosos acercamientos a la fe y el misticismo, escuchando voces que la motivarían de manera insistente para que esta interviniera en el conflicto bélico. Dios le encomendaría la sagrada misión de salvar su patria.
La gran travesía de Santa Juana de Arco
Santa Juana no se sentía preparada para la misión que le pedían las voces, siendo una campesina humilde, no sabía siquiera andar a caballo, pero las voces rebeladas ante ella como Santa Catalina, Santa Margarita y San Miguel le insistían en ser esta la misión del Señor. Juana de Arco se esforzó para unirse a las tropas donde empezó a hacerse eco al poder predecir los resultados de las batallas.
El abrupto final y reconocimiento de la Santa
Guiando a los soldados en múltiples y exitosas campañas, la santa sabía que su final estaba próximo, ya que las voces y visiones le habían advertido de este evento siendo capturada en una batalla en París, fue atrapada por los ingleses quienes la acusaron de brujerías hasta lograr condenarla a la hoguera. Falleciendo en el año 1.431, la obra de Juana de Arco fue canonizada en 1.920 por el papa Benedicto XV.