Hoy se recuerda la vida de Santo Domingo Savio, Santo proveniente de San Giovanni da Riva en Italia, su vida recibiría un cambio abrupto casi al año y medio de vida cuando sus padres lo ingresan en la iglesia parroquial de Juan Bautista Zucca asistiendo en las misas como pequeño monje o también reconocida esta labor bajo el nombre de monaguillo.
Domingo Savio tendría un porte y carácter muy maduro para su juventud, recibiendo a los siete años de edad la primera comunión el 8 de abril del año 1.849, su devoción a la fe era tal que sus propósitos declarados contaban con la constante confesión seguido de comulgar las veces que el confesor le permitiese, santificando los domingos y fiestas de forma especial. Deseaba tener para siempre como amigos a Jesús y María prefiriendo morir antes que actuar de forma pecadora.
La inquebrantable voluntad de Santo Domingo Savio
En una ocasión tras encontrarse con Juan Bosco y escuchar uno de sus sermones Domingo Savio buscaba la verdadera entrega al Creador y alcanzar la máxima perfección, es bajo esta misión que comparte su deseo de convertirse en santo, llegando a cometer múltiples penitencias, comiendo menos de lo necesario y permaneciendo en constante vigilia rezando más de cinco horas seguidas, este comportamiento era rechazado por Don Bosco, quien le prohibió hacer penitencia sin permiso.
El aporte y la temprana perdida del Santo
Domingo se enfocaría en ayudar a los enfermos y compañeros marginados, fundando a sus catorce años la Compañía Inmaculada escribiendo también sus reglas, siendo considerada una obra maestra que mostraría la sagrada y milagrosas espiritualidad de Domingo Savio. La constante penitencia le causaría complicaciones de salud dando con su temprana partida el 9 de marzo del año 1.857, su devoción milagrosa seria canonizada el 12 de junio del año 1.954 por Pio XII.