Hoy se conmemora a Santa Lidia de Schiedam, reconocida patrona dedicada a los enfermos con condiciones crónicas, quienes buscaban pagar sus pecados a través de su estado y conseguir una gratificación por sus esfuerzos. Cuando Lidia de Schiedam fue declarada santa, la iglesia de Roma decidió recordarla como prodigio de los sufrimientos humanos.
Nacida en Schiedam y proveniente de un hogar humilde y honroso fue conocida por otros nombres como Liduvina, Ludvina, Lidia entre otros. Su padre fue Pedro el Sereno. En la vida de Lidia los problemas empezaron a temprana edad, a sus quince años se encontraba patinando con sus amigas en el lago Schie, hasta que lamentablemente cayó en el hielo y se rompió una costilla, este evento la dejaría en cama impidiendo que se volviera a levantar, inicio múltiples intentos para curarla.
Las penurias de Santa Lidia de Schiedam
Durante toda su vida experimento un terrible dolor considerándose el que siguiera con vida como un milagro del Señor, debido a lo abierto de su herida surgen llagas y ulceras seguido de la gangrena y gusanos que le causarían aún más sufrimiento. Es entonces cuando sus allegados solo pueden cambiarla de cama hasta el punto de arrastrarla ya que no podía sostenerse.
Los milagros y la pasión en su reparadora visión
Sintiéndose decaída y casi en la desesperación, esta recibe la iluminación en sus enfermedades, relacionándolas con la pasión de Cristo, pronto empieza a agradecer su dolor y verlo como algo positivo. Pronto empezó a detectar los males en quienes la visitaban y milagrosamente podía descubrirlos para ayudar al necesitado. Santa Lidia de Schiedam fallece el 14 de abril de 1.433. Su culto es canonizado el 14 de marzo, en el año 1.890 por el Papa León XIII.