San Patricio de Irlanda fue un misionero predicador que es considerado como el religioso que introdujo el catolicismo en ese país.
Seguir la fe
San Patricio nació hacia el año 400 en una pequeña villa de Britania, que es actualmente Gran Bretaña, en una familia cristiana. Su padre era un diácono cristiano pero también tenía un cargo secular que lo hacía dueño de varias tierras.
Cuando tenía 16 años, fue llevado cautivo a Irlanda por unos piratas que incursionaron en su villa y destruyeron su hogar. En ese país fue tratado como esclavo y estuvo seis años al servicio de su amo.
Aprendió a hablar irlandés, y cuando tuvo la oportunidad escapó hasta llegar al sur de Irlanda. Cuando llegó a la costa, tomó un barco y regresó a su país natal.
En ese lugar decidió estudiar sobre el cristianismo y posteriormente fue ordenado sacerdote en Auxerre. Recibió una visión donde entendió que debía regresar a Irlanda.
Trabajo misionero
De manera que se convirtió en misionero y comenzó a predicar el Evangelio en esa nación que estaba bajo una gran influencia de los druidas, que veneraban a dioses paganos.
Sin embargo, esto no lo detuvo, y formó su propia congregación de fieles. Se dedicó a construir iglesias cristianas, abadías y varias comunidades para que todos los ciudadanos pudieran escuchar la Palabra de Dios.
San Patricio siempre respetó las costumbres locales y respetaba las tradiciones, razón por la que fue muy aceptado por las diferentes comunidades.
Entre sus obras destaca también el haber hecho varios escritos donde relata varias de sus reflexiones. Su festividad es muy celebrada y es identificado con el símbolo del trébol porque es el recurso que utilizaba para explicar la Trinidad.
Tuvo una gran influencia en este país y por eso es considerado como el Patrono de Irlanda. Murió hacia finales del siglo V cuando ya era un anciano.