San Heriberto de Colonia fue un arzobispo del siglo XI que es venerado como santo por la Iglesia Católica.
Joven estudioso
San Heriberto nació hacia el año 970 en Worms, una ciudad de Alemania, en una familia noble. Desde pequeño le fue brindada una buena educación, por lo que cursó sus estudios en la escuela que pertenecía a la catedral de la ciudad.
Al haber demostrado que le apasionaba el estudio, fue enviado al monasterio de Gorza en Lorena. Tuvo la intención de ingresar a la Orden de los Benedictinos, pero regresó a Worms donde fue nombrado sacerdote en el año 994.
El Emperador Otón III le tenía mucha confianza y por eso lo nombró canciller, donde ejerció funciones de consejero.
Trabajar para Dios
En el año 998, cuando todavía estaba ejerciendo como canciller, fue nombrado Arzobispo de Colonia por consenso general. Al principio no se sintió digno de dicho cargo, pero luego acudió a la sede y recibió la investidura.
A pesar de haber estado involucrado en los asuntos del Estado, de igual manera trabajó fervientemente en su vocación y su llamado, ya que continuaba estando pendiente de los más necesitados y predicaba la Palabra en todo momento.
Luego de la muerte del emperador, San Heriberto reconoce al rey Enrique II y lo sirve fielmente como consejero y mediador.
Entre las obras que caracterizan su arzobispado están el haber fundado el monasterio y la Iglesia de Deutz, con el dinero que recibió por parte del emperador.
El dinero que percibía por su trabajo secular lo daba con generosidad a la Iglesia y a los pobres, además siempre visitaba los hospitales para dar palabra de aliento a los enfermos.
San Heriberto murió luego de haber contraído una gripe, el 16 de marzo de 1021 cuando estaba en Colonia.
Fue canonizado por el Papa Gregorio VII entre los años 1073 y 1075, y su festividad se celebra cada 16 de marzo.