San Román de Condat fue un sacerdote del siglo V que decidió vivir una vida eremita y es venerado como santo por la Iglesia Católica.
Vivir en santidad
San Román nació hacia el año 390 en Izernore, una comunidad francesa. No se tiene información acerca de los primeros años de vida del santo, pero se presupone que siempre sintió una vocación religiosa ya que lo que se sabe es que a partir de los 35 años tomó la decisión de emprender una vida como ermitaño.
De manera que se trasladó a la zona de Condat a unos bosques ubicados justo en la frontera entre Francia y Suiza.
Allí pudo encontrar la tan anhelada soledad, y solo llevó consigo lo estrictamente necesario para sobrevivir. Pudo dedicarse a la oración y a su vida espiritual, mientras labraba la tierra para obtener su alimento.
Al principio estuvo solo, pero luego su hermano menor llamado Lupicio llegó hasta donde estaba él, y se llevó a dos compañeros.
De manera que poco a poco se iban agregando más hombres que querían vivir una vida eremita, incluso llegaron varias mujeres también.
Lider religioso
Así que San Román de Condat fue el líder de esa comunidad de hombres y mujeres que buscaban vivir en santidad.
Posteriormente, junto a su hermano, se encargaron de edificar dos monasterios para los monjes, los de Condat y Leuconne, y para las mujeres construyeron el monasterio de La Balme.
San Román se dedicó a dirigir la abadía de Condat, mientras que su hermano San Lupicio era el abad del monasterio de Leuconne. Ambos eran buenos guías espirituales para los monjes y establecían las reglas que debían seguir para servir a Dios.
San Román murió hacia el año 463 en Condat, y había pedido ser enterrado en el monasterio de La Balme. Su fama se extendió por toda la región y se le atribuyen una serie de milagros.
