San Policarpo de Esmirna fue un obispo durante la época de los primeros cristianos, que es venerado como santo por la Iglesia Católica.
Instruido por los apóstoles
San Policarpo nació hacia el año 69 en Esmirna, una ciudad que pertenecía al Imperio Romano, y que en la actualidad es parte de Turquía.
Su vida transcurrió durante los primeros años del cristianismo, y de acuerdo a los historiadores, conoció de cerca a los apóstoles que estuvieron con Jesús durante su ministerio en la tierra.
De manera que recibió instrucción en la fe por parte de los que fueron testigos del Hijo de Dios, y además era un joven muy cercano al Apóstol Juan.
De hecho, fue consagrado por San Juan como obispo de Esmirna, y se dedicó a guiar a la grey con mucha piedad y nobleza.
Ejemplo de vida
Ireneo de Lyon fue su discípulo, con quien mantuvo contacto luego de que fuera nombrado Obispo, al igual que también era muy amigo de Ignacio de Antioquía.
Éste último le solicitó que le escribiera una carta a su comunidad cristiana mientras iba camino a su muerte. San Policarpo no era tan hábil con la escritura, pero se pueden rescatar frases teológicas muy importantes de su carta dirigida a los filipenses.
Su fuerte era la predicación y su interés era mantener viva la tradición, pero cuando era un hombre ya anciano, se escondió para evitar la persecución. Sin embargo, fue descubierto y apresado, y sus captores lo llevaron de regreso a la ciudad.
Enfrentó esta situación con mucha valentía y entereza, fortalecido en su fe. De manera que fue un ejemplo para todos los cristianos, incluso cuando fue condenado a morir en la hoguera porque no quiso renegar de su fe.
San Policarpo fue martirizado quemado vivo el 23 de febrero del año 155, no sin antes advertirle a sus ejecutores que temieran del fuego de la condenación.
