Santa Margarita de Cortona fue una franciscana que es venerada como santa por la Iglesia Católica.
Una familia disfuncional
Santa Margarita nació hacia el año 1247 en Laviano, una ciudad de Italia, en una familia de agricultores. Su madre la educó en la fe cristiana y en la piedad desde que era muy pequeña.
Pero lamentablemente su madre muere cuando ella tenía 7 años, y su padre toma la decisión de volver a casarse. Su madrastra es muy severa con ella, y no le brinda el cariño que necesita.
Cuando Santa Margarita tenía 17 años era una joven muy hermosa que buscaba obtener el amor que no recibía en su casa. Por eso un joven terrateniente le propone que se vaya con él y le promete darle todo lo que ella quiere.
De manera que se va con el joven y pasan 8 años juntos, pero Santa Margarita no era feliz porque quiere vivir en paz con Dios. La pareja tiene un hijo, y ella se dedica a repartir limosnas entre los pobres.
Cambio de vida
Un día, unos bandidos atacan a su pareja y lo asesinan, de manera que ella se va con su hijo a casa de su padre, pero su madrastra no quiere recibirla.
Entonces Santa Margarita decide irse a Cortona con los monjes franciscanos, y allí su hijo recibe educación y ella se dedica a trabajar en su vida espiritual.
Posteriormente fue admitida en la Orden como Terciaria Franciscana, donde se dedica a una vida de oración y a evangelizar.
Con la ayuda de otras religiosas logran fundar un hospital y allí atiende a los enfermos junto a sus compañeras gratuitamente.
Pasó sus últimos años atendiendo a los pobres, ayunando, haciendo penitencias y soportando los malos comentarios sobre su persona. Murió a los 50 años en Cortona.
Santa Margarita de Cortona fue canonizada por el Papa Benedicto XIII el 16 de mayo de 1728.