Santa Juliana de Nicomedia es una mártir que fue perseguida durante la persecución de Maximiano y ejecutada muy joven.
Una joven muy inteligente
Santa Juliana nació hacia el año 285 en Nicomedia, en el Imperio Bizantino, que es Turquía en la actualidad. Pertenecía a una familia ilustre, pero su madre era agnóstica y su padre era pagano dedicado al ejercicio del Derecho.
Sin embargo, Santa Juliana cree desde pequeña en Dios y se bautiza secretamente, por causa de su entorno familiar.
Su padre la compromete con un joven llamado Eleusio que ejercía como Senador. Pero la joven, que había tomado la decisión de no contraer matrimonio para dedicarse a Dios, le puso una serie de condiciones.
Santa Juliana lo recibe pero le pone como condición que tiene que convertirse en juez y prefecto antes de casarse con ella.
Pero el joven Eleusio logró esto en poco tiempo, por causa de influencias personales y dinero, algo que Santa Juliana no había visto venir.
Entrega y martirio
De manera que ella le dice que para poder casarse, él debe convertirse al cristianismo. Eleusio se indigna y le cuenta al pare de Santa Juliana, quien luego le dice que prefiere verla muerta antes que cristiana.
La joven es entregada a las autoridades, donde la someten a las una cruel tortura con fuego y estaño para que niegue su fe, pero ella sigue firme en sus convicciones.
Entonces es encarcelada para que pueda reflexionar y cambie su manera de pensar. En ese tiempo, cuenta la leyenda que se le aparece el Diablo y trata de convencerla de rendirse ante los placeres mundanos, pero ella lucha con él y lo ata con una cadena.
Como Santa Juliana no quiso nunca renegar de su fe, entonces es condenada a muerte y es decapitada el 16 de febrero de 304 cuando tenía apenas 18 años.