Santa Josefina Bakhita fue una religiosa sudanesa que es venerada como santa por la Iglesia Católica.
Una vida difícil
Santa Josefina Bakhita nació hacia el año 1869 en el pueblo de Olgossa en la provincia de Dafur en Sudán. Vivía felizmente con sus padres y sus tres hermanos y tres hermanas.
Pero todo cambió cuando fue tomada cautiva por los comerciantes árabes de esclavos, cuando tenía apenas 8 años de edad.
La hicieron caminar descalza por cientos de kilómetros hasta llegar al mercado de esclavos donde fue vendida como esclava.
En el transcurso de doce años fue vendida cinco veces, viviendo experiencias horrorosas con sus amos que la maltrataban. Tanto fue el trauma que vivió que olvidó su propio nombre, por eso tomó el de Bakhita, que significa «suerte» en árabe.
Su último amo fue el diplomático Callisto Legnani, quien la compró en 1882 y la trató muy bien por lo que ella se sintió en paz y tranquilidad por primera vez en su vida.
Cuando Callisto decide irse a Italia, ella se va con él, y pasa a vivir con la familia de un amigo del diplomático para trabajar como niñera.
Encuentro con Dios
La familia se muda a otra ciudad pero Bakhita decide quedarse e ingresa a la Congregación de Hijas de la Caridad de Santa Magdalena de Canosa, conocida como las Hermanas de Canosa.
Allí tuvo una revelación de Dios y decide recibir el bautismo, la primera comunión y la confirmación en 1890, tomando el nombre de Josefina Bakhita, cuando tenía 38 años.
En el año 1902 es transferida a Venecia donde trabajó al servicio de los más pobres. Era una mujer que tenía fama de santidad, muy humilde y modesta, manteniendo siempre su fe. Murió el 8 de febrero de 1947 a los 78 años por causa de una salud ya debilitada.
Santa Josefina Bakhita fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992 y luego canonizada por él mismo, el 1 de octubre de 2000.
