San Tobías fue un santo que vivió 700 años antes de Cristo, y cuya historia se encuentra narrada en uno de los libros de la Biblia.
Fiel servidor de Dios
San Tobías fue un joven que nació en una familia cristiana, pero su familia se apartó de la verdadera fe para adorar idolos falsos, entre ellos al becerro de oro.
Pero él fue el único de su familia que decidió seguir sirviendo al Dios verdadero. Era muy humilde y servicial, ya que siempre daba la décima parte de lo que ganaba a los pobres y al templo.
No se perdía ninguna de las fiestas santas que realizaban en Jerusalén, a pesar de que sus familiares no fueran. Conoció a una joven llamada Ana, que tenía su misma fe, con quien se casó y tuvieron un hijo al que llamaron Tobías.
El rey de Nínive invadió a Israel, lo que causó que muchos judíos fueran desterrados, incluyendo a San Tobías y su familia. Pero como era un hombre con muy buenas cualidades, logró un puesto en el gobierno.
Fidelidad y amistad
Sin embargo, cuando llegó el nuevo rey de Nínive decidió atacar a los israelitas y removió a San Tobías de su cargo.
Fue un monarca malvado, que no permitía que enterraran a los israelitas, pero San Tobías los enterraba de noche. En una de esas veces, una golondrina soltó excrementos en sus ojos lo que causó que quedara ciego.
Entonces su esposa fue la que sacó adelante el hogar durante los 4 años que San Tobías estuvo ciego. Le pidió ayuda a un amigo que le debía dinero y mandó a su hijo a buscarlo.
Su hijo se enamoró de Sara, la hija del amigo de San Tobías, por lo que celebraron una boda y así la familia pudo vivir en paz y felicidad. Un ángel de Dios le devolvió la vista a San Tobías y siguieron siendo fieles a la religión.
