San Ildefonso de Toledo fue un arzobispo considerado como uno de los padres de la Iglesia, y que es venerado como santo.
Formación religiosa
San Ildefonso nació en una familia germánica hacia el año 607 en Toledo, España, durante el reinado de Witerico. Era sobrino de San Eugenio III, obispo de Toledo, quién lo ayudó a comenzar sus estudios.
Fue ingresado en el Monasterio de Agali desde muy niño, contra la voluntad de sus padres, pero el joven se deleitaba mucho con la vida que llevaban los monjes, por lo que siempre sintió una inclinación hacia la religiosidad.
Recibió una excelente y brillante formación literaria, y fue ordenado diácono en el período de 632-633 por Eladio.
Posteriormente es elegido abad, aproximadamente en el año 650. Después de la muerte del obispo Eugenio III, San Ildefonso es elegido como su sucesor en el año 657.
Obispado
Fue un obispo que se preocupó por las grandes dificultades que se vivían en su época con relación a la fe, pero también se ocupó de dejar un legado importante.
Escribió varias obras que se conservan todavía en la actualidad, principalmente relacionadas con las doctrinas de la Santidad de María, el bautismo y la vida espiritual. También se preservan dos cartas que dirigió a Quírico de Barcelona. Compuso misas, himnos y sermones que se preservan en el Elogium, donde están contenidos todos sus datos biográficos y obras.
También se le reconocen las aportaciones ildefonsianas a la Liturgia Hispana como la fiesta de Santa María y Alusiones a la Virgen María en otros lugares de la liturgia.
San Ildefonso murió en Toledo el año 667, y fue sepultado en la Iglesia de Santa Leocadia de Toledo.
Su festividad se celebra el 23 de enero y es patrón de la ciudad de Toledo, por lo que en su fecha se hacen celebraciones con mucho fervor.
