San Basilio Magno, también conocido como San Basilio de Cesarea, fue un obispo y clérigo prominente que vivió durante el siglo IV.
Una familia devota
San Basilio nació alrededor del año 330, en una familia piadosa y acomodada en Cesarea, la capital de Capadocia.
Descendía de familias cristianas tanto por el lado paterno como por el lado materno, ya que hubo varios santos que fueron perseguidos y que ejercieron cargos en la Iglesia Católica. Era hermano de Macrina la Joven, Gregorio de Nisa y Pedro de Cesarea.
Sus padres lo guiaron en la fe, al igual que su abuela Macrina la Mayor, quien le inculcó las enseñanzas que lo hicieron decidir estudiar en Constantinopla y posteriormente en Atenas.
Comenzó a considerar seriamente la religión y buscó aprender de los santos y eremitas de Siria y Arabia. Luego regresó a Cesarea, y allí decidió bautizarse y tomó la determinación de servir a Dios.
Obispado
Se entregó a la plegaria y estudio, establecido en la región de Ponto, y allí formó el primer monasterio de Asia Menor junto a sus discípulos. En el año 363 se ordenó diácono y sacerdote de Cesarea, pero se retiró a seguir fundando monasterios.
Luego de la muerte del obispo de Cesarea, San Basilio se convierte en su sucesor, y logra demostrar sus excelentes dotes. Era un hombre accesible y generoso, con un gran celo por la ortodoxia y frenó la inclusión del arrianismo en su diócesis.
San Basilio realizó varios escritos teológicos donde hacía varias reflexiones sobre la Escritura. También fue conocido por ser un célebre predicador y muchas de sus homilías se han conservado hasta la actualidad.
San Basilio se enfermó gravemente del hígado y eso le produjo una muerte prematura. Murió el 1 de enero de 379 en Cesarea. Su patronazgo es de Capadocia y de los Padres Basilianos.