San Juan Evangelista fue uno de los doce apóstoles que acompañó al Señor Jesús en su ministerio terrenal, conocido por ser el autor del Evangelio de Juan y también por ser el discípulo amado.
El apóstol
San Juan era hijo de Zebedeo y Salomé, y su hermano era Santiago. Era considerado como uno de los íntimos de Jesús porque estuvo junto al Maestro en los momentos más solemnes de su vida.
Se cree que es el autor del Evangelio de Juan, así como del libro del Apocalipsis y de tres epístolas: 1 Juan, 2 Juan y 3 Juan.
Estuvo junto a Jesús durante la Última Cena, y fue el único de los apóstoles que estuvo junto a la Madre María durante el momento de la crucifixión.
El discípulo amado
Aunque no se conoce mucho acerca de la personalidad de San Juan, se sabe que el Maestro le puso el apodo de «Hijos del Trueno» tanto a él como a su hermano, por lo que contrario a lo que se pueda pensar, no era un hombre fantasioso y delicado, sino un hombre de temperamento impulsado y vivaz.
Se presenta como «el discípulo a quien Jesús amaba» por lo que había una inefable amistad entre ellos. Cristo le encomienda a su Madre en el momento de la crucifixión.
Luego de la resurrección, San Juan Evangelista estuvo un largo tiempo junto a Pedro, y San Pablo hace referencia al apóstol en su carta a los Gálatas cuando dice que él junto a Pedro y Santiago son las columnas de la Iglesia.
De acuerdo al Apocalipsis, San Juan fue perseguido y relegado a la isla de Patmos. Después del destierro, regresó a Éfeso donde vivió acompañando a la Virgen María, y continuó predicando y trabajando por la obra hasta el día de su muerte, en el año 98.