San Esteban fue un santo que ejerció como diácono en la Iglesia primigenia de Jerusalén y fue el primer mártir de la historia del cristianismo.
El protomártir
Se desconoce la fecha de nacimiento de San Esteban, aunque se cree que pudo haber nacido alrededor del año 5, y toda la información sobre este santo se encuentra en el Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Se cree que San Esteban nació como judío, ya que era un judío converso, aunque no se tiene detalles acerca de su vida anterior de llegar al cristianismo.
Fue uno de los integrantes de la primera comunidad cristiana, y cuando comenzó a crecer, se vieron en la necesidad de designar personas que estuvieran pendiente de la asistencia diaria de todos.
Es mencionado como uno de los siete diáconos que fue elegido por los apóstoles con el propósito de hacer obras de caridad con los pobres de la comunidad de la iglesia primitiva.
San Esteban no renunciaba a proclamar la buena noticia, a pesar de que los judíos continuaban humillándolo, tanto a él como a los demás apóstoles.
Morir por la fe
San Esteban era un hombre lleno del Espíritu Santo y tenía mucha fe, por lo que al anunciar el Evangelio con tanto celo y diligencia fue apresado por los judíos y presentaron testigos falsos en su juicio
El santo se defendió al proclamar un discurso y criticar a las autoridades judías, pero sus adversarios no lo dejaron terminar, y lo echaron fuera de la ciudad donde lo apedrearon.
De manera que San Esteban murió bajo una lluvia de piedras, y es considerado como el «protomártir» porque fue el primer mártir que derramó su sangre por proclamar la Verdad y la fe que tenía en Jesucristo.
Saulo de Tarso presenció su lapidación, y posteriormente se convirtió y se hizo seguidor de Jesús.
