San Francisco Javier fue un misionero que perteneció a la Compañía de Jesús y fue un estrecho colaborador de su fundador.
Vida en la realeza
Nació bajo el nombre de Francisco Jasso Azpilicueta Atondo y Aznarez el 7 de abril de 1506 en el Castillo de Javier que estaba ubicado en el Reino de Navarra. Su padre, señor de Javier, era el presidente del Real Consejo de Reyes del reino de Navarra.
Durante su niñez vivió los sucesos históricos relacionados con la salida del Reino del control francés, y a pesar de que sus hermanos lucharon en el ejército, San Francisco desde muy joven sintió la vocación de seguir una vida religiosa.
En el año 1528, se va a París a estudiar en la universidad, y allí conoció a Íñigo de Loyola que se convertiría en su mejor amigo, y con el que redactaría los textos de la Compañía de Jesús.
Cuando terminaron sus estudios, juraron votos de castidad y deciden viajar a Tierra Santa, pero antes deciden ir a Roma para recibir la bendición del Papa.
A pesar de que esperaron mucho tiempo para viajar a Tierra Santa no pudieron hacerlo, por eso le solicitan al Papa que los envíe a otro lado y allí comienza su labor misionera.
Sus viajes misioneros
San Francisco recorrió muchos lugares predicando la Palabra de Dios, llevando el Evangelio a los más pobres y desvalidos, atendiendo a los enfermos, visitando a los pobres, y mostrándoles el camino de la salvación.
Inició en Mozambique y realizó varias escalas en diferentes islas, y una de las estrategias que aplicó fue la de aprenderse el idioma nativo para así comunicarse mejor.
Su mayor labor fue cuando llegó a Asia y fundó varios centros cristianos en Japón, China y Singapur. Murió a los 46 años luego de haber caído gravemente enfermo.
San Francisco Javier fue beatificado por el Papa Paulo V el 25 de octubre de 1619 y posteriormente fue canonizado por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622.