San Saturnino de Tolosa fue un misionero romano, el primer obispo de Tolosa y murió martirizado por causa de su fe.
El predicador
De acuerdo a los registros históricos, se cree que Saturnino nació en el siglo III en Patras, Grecia. También es conocido como Serenín o Cernin. Era descendiente de una familia romana culta, noble y adinerada.
Predicó en Aquitania en tiempos de la dominación romana durante el Consulado de Decio y Gracio, en el tercer siglo.
Fue el que le predicó a San Honesto, quién se le unió en el trabajo misionero. Por causa de la publicación de los edictos persecutorios, ambos fueron encarcelados por el prefecto Rufino en Carcassonne, pero luego fueron liberados por un ángel.
Se encontraron nuevamente en Pompaelo, donde predicaron y bautizaron a varios paganos que eran de la ciudad, y entre ellos se encontraba el senador Firmo.
Obispado
Saturnino posteriormente es nombrado Obispo, y se dirige a la población de Tolosa en Francia, aproximadamente en el año 250.
En ese lugar había muy pocas comunidades cristianas, por lo que Saturnino se encargó de predicar para convertir a más personas.
En Tolosa había un templo dedicado al dios romano Júpiter, y los ciudadanos acusaron a Saturnino de ser el culpable de que su dios pagano no les respondiera sus peticiones.
De manera que le pidieron que sacrificara un toro a Júpiter, pero Saturnino se negó porque no quería caer en la idolatría.
Por lo que la población decide atacarlo, y atan su cuerpo al toro para que sea arrastrado por las escalinatas del Capitolio.
Al ser martirizado de una manera tan cruel, su figura se empieza a extender y trascender los límites locales, por lo que comienza su culto en la ribera mediterránea.
Su fiesta es celebrada cada 29 de noviembre y es el patrón de varias poblaciones españolas.