San Leonardo de Noblac es uno de los santos más populares de Europa central cuya devoción despertó en los tiempos de las cruzadas, y actualmente es considerado el patrono de las mujeres embarazadas y de los prisioneros.
Servicio eclesiástico
Leonardo nació en una familia noble en Galia, en tiempos del emperador Anastasio, por lo que pudo haber sido entre los años 491 y 518, ya que no se tiene una fecha exacta de su nacimiento.
Desde muy joven decidió que no quería dedicarse a las armas, y por lo tanto prefirió ponerse al servicio de San Remigio, el Obispo de Reims.
Leonardo contó con la amistad del Rey Clodoveo, y utilizó sus influencias para conceder la libertad a los prisioneros, algo que hizo varias veces, al igual que hacía también San Remigio.
El ermitaño
El rey le ofreció la dignidad episcopal, pero Leonardo la rechazó porque no aspiraba a glorias humanas, y tomó la decisión de retirarse al convento San Maximino en Micy, y posteriormente se dirigió al centro de un bosque muy cercano a Limoges, ubicado en Francia.
Un día, el rey Clodoveo llegó al bosque en el que se encontraba San Leonardo ya que iba de cacería con su séquito. La reina, que estaba embarazada, lo acompañaba, pero en ese momento le vinieron los dolores de parto.
Gracias a las oraciones y los cuidados que San Leonardo le dio a la reina en ese momento, el bebé pudo nacer sin ninguna complicación, y por esto es que es conocido también como el patrono de las embarazadas.
De acuerdo a los historiadores, en honor de San Leonardo se erigieron aproximadamente seiscientas iglesias y capillas desde el siglo XI.
En la actualidad es un santo al que recurren las parturientas para que el parto pueda ser sin complicaciones y para que interceda porque todo salga bien.