La Conmemoración a los Fieles Difuntos, también conocida como Día de Muertos o Día de los Difuntos es una celebración que se realiza el 2 de noviembre para complementar la celebración del 1ro de noviembre que es el Día de Todos los Santos.
El objetivo de esta celebración es orar por todas aquellas personas que han terminado su vida terrenal, en particular por aquellos que están todavía en el Purgatorio y no han podido avanzar a la felicidad eterna.
Rezar por los muertos
Desde la primera época del cristianismo ha existido la tradición de rezar por los muertos, que tiene como finalidad honrar el recuerdo de los que se han ido, y se les ofrecía oraciones y sacrificios.
En el libro de los Macabeos está descrita una instrucción para ofrecer sacrificios a los muertos para que así fueran limpios de sus pecados.
Posteriormente, en el siglo VI, una de las tradiciones de los benedictinos era orar por los difuntos un día después del Pentecostés.
A finales del siglo X se realizó una ceremonia consagrada para los muertos el 1ro de noviembre, pero alrededor del año 1000 fue movida la celebración para el 2 de noviembre.
Alcanzar la salvación
Luego de que una persona muere no puede hacer nada para alcanzar la salvación, por eso los vivos tenemos la responsabilidad de ofrecer nuestra obras y oración para que consigan el perdón de Dios y la purificación que necesitan para lograr participar en la gloria de Dios y luego poder interceder por nosotros.
Una de las tradiciones de esta celebración es visitar los sepulcros y hacer altares o adornar las tumbas en memoria de los familiares que han fallecido.
La celebración de esta fiesta se hace con el propósito de orar por todas estas almas que se encuentran vagando por la Tierra sin haber podido encontrar un lugar de reposo.