San Frumencio fue un evangelizador considerado el primer misionero del continente africano y el primer obispo de Axum, al que se le atribuye la conversión de toda esa población.
Viaje a Etiopía
San Frumencio era un griego sirio-fenicio que nació en la ciudad de Tiro, en el Líbano, aunque se desconoce el año exacto en el que nació pero se sabe que vivió su juventud en el siglo IV.
En el año 316, Frumencio acompañó a su tío Metropio en un viaje que emprendió hacia Etiopía, pero la tripulación fue asaltada cuando llegó a tierra por una banda de etíopes que asesinó a toda la tripulación, menos a Frumencio y Edesio, que fueron llevados como prisioneros ante el Rey Eskendi de Axum.
Los dos jóvenes ganaron la confianza del Rey rápidamente y utilizaron su influencia para hacer que el Rey se convirtiera al cristianismo antes de morir.
Germen del cristianismo
Después de la muerte del Rey, su hijo le sucedió en el trono y mandó a edificar una iglesia y entabló negociaciones con los mercaderes cristianos para que profesaran su fe libremente.
Frumencio pidió permiso para viajar a Alejandría, y con el propósito de lograr la conversión de Etiopía, le solicitó al obispo Atanasio que enviara misioneros y sacerdotes.
Atanasio lo nombró Obispo, por ser el más apto para esta misión, y Frumencio volvió a Etiopía donde se dedicó a extender el cristianismo y edificar iglesias con mucha dedicación.
Fue llamado por los etíopes como el Abba Salama, que quiere decir «Padre de la luz» y es considerado como uno de los misioneros más grandes e influyentes de la historia.
De acuerdo al martirologio romano, San Frumencio falleció en el año 383 en Axum siendo anciano y tras haber vivido una vida de trabajo por la extensión del reino de Dios en toda Etiopía.
