San Evaristo fue el quinto Papa de la Iglesia Católica, sucesor de Clemente I, y es a quien se le atribuye el uso de la palabra «Santa» para la iglesia.
Conocedor de la escritura
Evaristo nació en el año 60 en una familia judía que vivía en tierras griegas. Aunque no se conoce información acerca de su conversión al cristianismo, se sabe que fue un ferviente creyente.
De acuerdo a las fuentes, el año de su pontificado varía un poco, pero se ubica entre los años 99 al 108, por lo que resulta ser el Papa que clausura el primer siglo del cristianismo.
Los testimonios que se tienen sobre San Evaristo establecen que era un estudioso y conocedor de la Palabra de Dios y que se dedicaba a mostrar a Jesucristo ante todos de manera fiel.
Luego de la muerte del Papa Anacleto, la atención es dirigida hacia San Evaristo, que era experto en la predicación y muy humilde en su servicio, y es posteriormente designado como el Papa de la Iglesia Católica.
Condujo a la Iglesia
Tras haber sido nombrado Papa, San Evaristo se encargó de atender cuidadosamente las necesidades de la iglesia y del rebaño.
Se encargó de establecer ciertas normas dirigidas hacia los Obispos y los diáconos, y acerca de la consagración de los fieles. Es conocido también por haber condenado la herejía de los docetas durante su pontificado y por haber celebrado tres ceremonias de ordenación.
San Evaristo escribió una serie de cartas dirigidas a los fieles que estaban en África y en Egipto donde les exhorta a mantener la fe.
De acuerdo al martirologio romano, murió siendo mártir en el año 117 aproximadamente, durante el periodo del emperador Trajano. Sin embargo, se desconoce su fecha de su muerte y su martirio. Fue enterrado en la colina vaticana junto a los restos de San Pedro.