Los tiempos de la antigüedad, sobre todo en lo que respecta a los primeros siglos de la cristiandad, fueron tiempos muy violentos y llenos de persecución. Esto era una realidad particularmente dura para los primeros cristianos, quienes, ya desde un principio, se vieron envueltos en violentas tramas de persecución y martirio. Todo esto, por profesar una fe distinta, como San Sinforiano de Autun.
Uno de los mártires más famosos de la antigüedad es el que nos ocupa hoy. Su nombre fue San Sinforiano de Autun, un joven adolescente y mártir cristiano. Sinforiano pertenecía a una de las primeras familias cristianizadas de Autun, lo cual era una novedad, ya que no había muchos cristianos en dicha localidad. Nace en algún momento del siglo II de nuestra era.
Su padre fue un importante senador de Autun, conocido por el nombre de Fausto. Esto colocaba al joven Sinforiano en un lugar particularmente destacado dentro de la escena social del poblado sin murallas. La tragedia, sin embargo, comenzaría un día en donde se celebraría una festividad en nombre de la diosa Cibeles.
Mientras los ciudadanos rendían culto a la diosa, San Sinforiano de Autun no cesa de despotricar y burlarse de la estatua de mármol. Esto llamaría la atención de Heraclio, gobernador de la provincia. Por aquellos días, Marco Aurelio, emperador romano, había seguido la tradición de emperadores anteriores de promover la persecución de los cristianos. Quizá este celo sería el que haría que el gobernador interrogase al joven sobre el motivo de su burla, a lo cual el mismo joven responde: “Soy cristiano”.
San Sinforiano de Autun es encarcelado por dos días, y Heraclio trata de convencerlo de apostatar. Al negarse a hacer aquello, las opciones se cierran ante su visión, y se decide la ejecución del joven cristiano.
San Sinforiano de Autun muere un 28 de agosto de 178.