San Filiberto de Tournus fue un sacerdote, obispo y abad francés muy conocido dentro de sus territorios en el siglo VII. Es famoso y reconocido no solo por su labor a nivel de la fundación de dos abadías que hoy por hoy son famosas, sino por su abierta oposición al auge político de Ebroino y los reyes merovingios. Estos últimos, por aquellos oscuros días, intentaban por todos los medios alcanzar la máxima hegemonía en su región, fuesen cuales fuesen los medios.
Nació en Eauze, una localidad francesa localizada en el departamento de Gers, actual Francia, un día no definido del año 616 de Nuestro Señor. Fue uno de los hijos de la nobleza gascona, y su padre, de nombre Filibaldo, ostentó un título de magistratura de una ciudad en donde su hijo, años después, ostentaría el título de obispo. Ya desde muy joven, tuvo la suerte de ser enviado a la corte del rey de los francos en aquel entonces, estudiando en el colegio palatino junto a otros santos de su tiempo.
A la edad de 20 años, San Filiberto de Tournus ingresa a la abadía de Rebais, lugar donde años después conseguiría el título de abad. Sus estudios en dicha abadía le impulsarían a hacer viajes para saber un poco más sobre las tradiciones celticas e irlandesas de su tiempo, siempre de la mano de San Columbano.
Ya a su regreso, San Filiberto de Tournus funda la abadía de Jumieges, en 654. Esto lo haría abad de la misma por unos años, hasta que una serie de conflictos políticos con el mayordomo Ebroino y sus pretensiones de expansionismo hegemonico lo dejarían en el exilio por un tiempo. Poco después de esto, funda una abadía en la isla de Noirmutier. Sería en esta isla donde, años después, moriría, en el 20 de agosto del 684.